Antonio Jimenez se pregunta "¿Son patriotas nuestros políticos?"

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  • Una opinión de Antonio Jimenez Rodríguez, Representante electoral general y Candidato nº 1 al Congreso de los diputados por Salamanca.


Antonio

Patriotismo es sentir orgullo de la nación que nos vio nacer, es el amor a la patria, es la manifestación de la honestidad individual que se funde con la colectiva en pro del bien común de nuestros compatriotas, es tener y defender unos valores que desde tiempos remotos hemos idealizado como nación. 


En España estos valores se reflejan en mi humilde opinión en el poema del mío Cid y son cinco: El primero es la lealtad a las personas que nos apoyan y en general a la sociedad de la cuál formamos parte, el segundo es el esfuerzo entendido como la fuerza, energía y vigor que se debe aplicar para contrarrestar un impulso o resistencia que nos pone dificultades para alcanzar un objetivo, el tercero es la valentía entendida como lo contrario a cobardía, es la aptitud que lleva a las personas a tomar las decisiones que tengan claras con independencia de los riesgos que conlleven, es enfrentarse a los peligros o riesgos venciendo los miedos individuales en pro de la preservación del bien común, el cuarto es el honor entendido como aquel valor que hace que una persona no falte a la verdad y que se comporte de forma correcta y honesta consigo mismo y con los demás demostrándoles así su respeto y en quinto y último lugar el amor patrio entendido como la observación activa de los errores y deficiencias de una nación para poner los medios con que solventarlos.


El sentimiento patriótico se va formando desde la niñez y empieza por amar a nuestro municipio ya sea pueblo o ciudad y se va extendiendo a nuestra provincia y comunidad para ya cuando llegamos a la adolescencia y juventud extenderlo hasta el Estado.


En la escuela nos enseñaron  desde pequeños que así como en la familia tenemos un apellido que nos distingue de los demás, dentro de las diferentes pueblos y naciones que forman el mundo, la nuestra tiene también un nombre propio que es España, con características que la identifican y singularizan de las demás, como son nuestros símbolos: la Bandera y el Himno Nacional, como son nuestras costumbres tanto laicas como religiosas, como es nuestra rica gastronomía y abundante patrimonio, como es nuestra forma de ser como pueblo. Todo esto compone la cultura e historia de un pueblo que se siente nación.


El origen de la bandera de España tal como la conocemos hoy se remonta al reinado de Carlos III  y en concreto a un real decreto de 1785. Antes de esa fecha coexistían en España tres tipos de banderas: el estandarte real, las banderas militares y el pabellón de Marina. Pues bien casi todos los países por entonces usaban un pabellón de marina en los que predominaba el color blanco, lo que producía confusiones en el mar sobre si los buques de guerra eran Españoles o eran de otro país. Para evitar confusiones y el ataque entre buques del mismo pabellón Carlos III encargó a su ministro de Marina un proyecto para la sustitución del pabellón naval por otro de colores más vivos y visibles a grandes distancias en el mar y se eligieron los colores rojo y amarillo como los de la actual bandera.


Ser patriota no es simplemente decir soy español o agitar al aire la bandera de España. Ser patriota es algo más, es querer a nuestra familia y respetar, comprender y ayudar a todos y cada uno de los miembros de la misma. Es buscar el bien propio pero no a costa del de los demás compatriotas. Es promover acciones a favor de los demás y sobre todo de nuestros vecinos cuando necesitan ayuda, es esforzarse por conocer la historia, costumbres y tradiciones de los diferentes pueblos que forman una nación, es solidarizarse con las causas justas en defensa de los derechos humanos y de las libertades públicas, es ejercer nuestra libertad pero con un amor servicial, es promoverla justicia, la paz y la solidaridad.


El patriotismo lo manifestamos a los demás por los valores que les transmitimos como ciudadanos coherentes en nuestro trabajo, en nuestra forma de comportarnos  con la familia, con los amigos, con los vecinos, en el respeto a las normas, costumbres y tradiciones de nuestro pueblo. Reconociendo  lo que nuestra patria nos ha dado y lo que le debemos nosotros dar para ser justos con ella.


¿Son patriotas nuestros políticos?


Un político patriota nunca sirve a intereses extranjeros, en detrimento de los intereses de su patria.


Un político patriota siempre lucha por la justicia social y rechaza la especulación en su país pues sabe bien que su nación pertenece a todos los compatriotas y por tanto todos tienen que tener igualdad de oportunidades, derechos, deberes y responsabilidades.


Un político  patriota es una persona que tiene que ser practicante del patriotismo día tras día y lo debe reflejar en su vida familiar, en su entorno de amigos y laboral, mostrando siempre un comportamiento honesto y de respeto hacia los valores éticos, la  cultura y las tradiciones de su país.


Cuando un político sea gobernante o no, tolere o mire hacia tras ante la injusticia social, permita o fomente la especulación y la explotación de sus iguales, esto es de sus compatriotas, permita que le dirijan  los grupos de presión y acepta prebendas a cambio de defender intereses particulares de los mismos lejanos al general; podemos decir que ese político carece de los  valores éticos necesarios para autodenominarse y ser patriota, para decir que le representa nuestra bandera y los patriotas no deberíamos darle  nunca nuestra representación para que nos gobierne o represente.


Una opinión personal sobre Cataluña


Jugar con los términos de nación y nacionalidad entraña mucho riesgo. Pues, hay intereses sentimentales sobre ello que están a flor de piel. En España pese a la ya extensa andadura democrática de más de 40 años, aún se mantiene la memoria de una dictadura que homologó la nacionalidad española con el bando de los azules, que resultaron claros vencedores de la Guerra Civil. Y en paralelo consecuencia del nacimiento de un Estado autonómico suigéneris, sin parangón en ningún otro país del mundo, donde las Comunidades autónomas han asumido más competencias que las reservadas en exclusiva al propio Estado y que nos están llevando a ser un auténtico reino de Taifas, se han realimentado identidades nacionalistas, por contraposición a la española, al menos en 6 de dichas Comunidades, que coinciden en que tienen generalizado un idioma cooficial propio distinto del Español y unas competencias en materias como educación, sanidad y prestaciones sociales que han desarrollado libremente y sin ningún tipo de armonización por parte del Estado y con la aquiescencia y beneplácito, en mi opinión del mismo.


Aun así, en el momento como el actual  de exacerbación del nacionalismo secesionista en Cataluña y en otras comunidades autónomas, que no por estar ahora  menos combativas tienen políticos que proclaman su deseo de convertirse en nación autónoma del reino de España, los que queremos a nuestra nación, España y el desarrollo económico y social de los ciudadanos que habitan en ella, no debemos agitarnos para poner las cosas peor, sin antes buscar cauces de entendimiento y acuerdo, pues en todas las comunidades autónomas, hay más personas que menos, que desean la unión de nuestro pueblo, España, y no su segregación.


La labor de los políticos, como los que estamos en Contigo y así creo debería ser para todos, es la de unir puntos de vista en lugar de dividir, la de armonizar los derechos y obligaciones de todos los españoles, cualquiera que sea su lugar de residencia. Y hacer entender a todos, que una España plural pero unida, es lo mejor que nos puede pasar, si no queremos retroceder social y económicamente y dejar de tener relevancia en el panorama internacional.


Hay numerosos estudios económicos que advierten que todos los que se segregaran y los que permaneciesen en la unión perderían más de un 30% de su actual riqueza y que se tardaría al menos otros 30 años en llegar a cuotas de bienestar como la que actualmente vivimos.

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