Antonio Jiménez (Contigo Somos Democrácia) analiza la situación de la política-económica española y su previsible evolución hasta 2022

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Antonio Jiménez Rodríguez. Asesor de Formación de la Ejecutiva Estatal del partido político nacional Contigo Somos Democracia-CSD analiza con argumentos, porque la brecha de renta real entre España y la media de la Unión Europea sigue existiendo y tiene el mismo nivel que tenía hace 30 años.


CSD Noticiascyl (11)

La Política Económica Española desde hace ya más de una década sigue instalada en una vertiente coyuntural, cortoplacista, sin que se pueda atisbar en los partidos políticos con representación parlamentaria ninguna reflexión «estructural» en la que se ponga sobre la mesa el principal problema de la misma, que no es otro sino, que la necesidad de incrementar su base productiva; Es decir la necesidad de poner en valor a todos los factores productivos, como única solución a la convergencia real de nuestra economía con las economías más fuertes de la Unión Europea.


El bajo nivel en España de población activa ocupada con respecto a la población en edad de trabajar, el bajo nivel de producción de una economía con un país de 47millones de habitantes, el bajo nivel de industrialización con respecto a otras economías europeas, la desertización que ha llegado para quedarse ,la despoblación de grandes zonas de nuestro territorio, configuran , entre otros aspectos, una manera de llevar los asuntos económicos por parte de los últimos gobiernos de Zapatero, Rajoy y Sánchez muy poco preocupada en los problemas estructurales y en poner en actividad a todos los factores productivos para  incrementar la base productiva de nuestra economía y su productividad.


El potencial de la España territorial, poblacional y tecnológica es muy superior a la España económica real y esto es un verdadero problema. Aunque no cabe duda de que la economía Española creció en torno al 2.4% en 2018, cabe hablar de cierta deceleración pues en 2017 creció un 3.0% y para 2019 se espera crezca un 2.0%, un 1.7% para 2020 y un 1.5% en 2021 y 2022.


Esta deceleración se debe a un menor crecimiento un año tras otro de la demanda nacional y  a una  contribución negativa al crecimiento de la demanda exterior neta. El único factor que realmente está sosteniendo el crecimiento económico español ligeramente por encima de la media de la Unión Europea es el turismo donde en 2018 tuvimos más de 81 millones de entradas principalmente procedentes del  Reino Unido, Francia y Alemania, que siguen siendo los principales países emisores.


En materia de empleo cabe señalar que la tasa de paro  en junio de 2019 se ha situado en el 13,45% por ciento de la población activa. Un buen dato sin duda, pero insuficiente dado el elevado volumen de paro existente en nuestro país. Por otra parte la tasa de actividad se sitúa cerca del 60%. Es decir sólo se aprovecha un 60% del potencial real de crecimiento de la economía española y eso es preocupante cuanto menos.  La inflación anual estimada del IPC para 2019 es del 1,78 por ciento si bien crecerá ligeramente en 2020 y 2021 hasta situarse en 2022 en el 2.02% podría decirse por tanto que la economía Española goza de estabilidad de precios.


El principal y básico problema de nuestra economía es la necesidad de incrementar  su capacidad productiva. En el sentido de poner en valor todos los activos existentes, que hoy por hoy no están en producción. Ello implica forzosamente una mirada «estructural» de la Política Económica hacia sus verdaderos problemas, mirada  que por cierto no se ve por ninguna parte. El cortoplacismo impregna la acción de gobierno, dejando que la Política Coyuntural, sea por excelencia el motor de la conducción de la Economía Española. No se negarán los avances de la economía en estos últimos seis años, pero la falta de soluciones tendentes a incrementar la capacidad productiva de la Economía Española son una penosa realidad.


Es evidente que la economía española está creciendo (de forma desacelerada, pero creciendo), pero también lo están haciendo el resto de las economías de la zona euro. Ello trae por consecuencia que la brecha de renta real entre España y la media de la Unión Europea sigue existiendo y que tenga el mismo nivel que tenía hace 30 años; es decir avanzamos, pero los demás también avanzan, lo que convierte en estructural este problema  y la dimensión del mismo. Sin un nuevo impulso, sin  poner en valor toda nuestra capacidad productiva, no será posible converger en términos de renta con la media de los países de la UE/UEM.


Un gran problema para  nuestra actual España inmersa ya en la cuarta revolución industrial es su pérdida constante de peso industrial. El que debería ser el más importante sector de la economía española y su principal motor de crecimiento sostenible está rezagado, no llegaremos a los objetivos de la UE/2020, que preveían para España un peso industrial no inferior al 20 por ciento del PIB. En 2020 Industria más Energía rondarán el 18% del PIB español, tres puntos por debajo de la media europea y ocho puntos inferior a Alemania donde en 2020 representará un 26%. Así mismo el diferencial con Europa se incrementará dos puntos más en 2021 y 2022. La propia estructura departamental de los últimos gobiernos de España ha dejado a la Gobernanza industrial sin Ministerio, o a lo sumo con un Ministerio compartido.


El sector exterior a pesar de las mejoras de los últimos años sigue sin aportar nada al crecimiento de la Economía Española (aportación al crecimiento de -0,5 puntos). Pues el volumen de importaciones es superior al de exportaciones.


La eficacia y la eficiencia en el gobierno de los asuntos económicos que deberían ser siempre el dogma a seguir, vemos año tras año, que no es así, con lo que estamos lastrando nuestras posibilidades de crecimiento a medio y largo plazo. Igualmente sucede con la incertidumbre política que actualmente vivimos que disminuye nuestras posibilidades de negocio y retrasa decisiones inversoras por parte de las empresas tanto españolas como extranjeras que quieran invertir en España.


Finalmente, no podemos olvidarnos del problema de las desigualdades derivadas de situaciones de paro, bajos salarios, precariedad laboral, insuficiente nivel educativo superior, que son la otra cara de la moneda pues  el crecimiento económico no alcanza a todos, es un crecimiento desigual, tanto en lo personal como en lo sectorial. Según datos del INE corroborados por EUROSTAT, el 21 por ciento de la población española vive por debajo del umbral de la pobreza. Es decir, sobrevive con unos ingresos inferiores a 8.500 euros/año. Además España es uno de los países europeos en los que más ha crecido esta población en riesgo pues un 40% de los hogares Españoles no tienen recursos financieros para poder afrontar gastos imprevistos si recurrir al crédito, siendo acompañado este hecho con una menor inversión pública en protección social que en el resto de la UEM: todo un despropósito. España viene dedicando a estas políticas sociales una inversión en torno al 17,0 por ciento del PIB, por debajo de 20,0 por ciento de la Eurozona.


Nuestro patrón de crecimiento económico sigue inclinándose hacia el sector terciario y en especial en el turismo. El grado de tercialización de la Economía Española es altísimo pues nos acercamos al 70,0 por ciento de nuestro PIB, pero con un sector industrial rezagado (18,0 por ciento del PIB) y no acorde con el territorio y población de España.


Estamos por tanto, ante un verdadero problema estructural que exige al Gobierno una importante reforma económica y social. Nos va en este cambio de Gobernanza socioeconómica la recuperación del papel de España en la Unión Europea, en todos sus aspectos, pero prioritariamente en la consecución de una convergencia real plena en términos de renta y empleo.


Se echa en falta una política tecnológica y de reindustrialización (Industria 4.0) asociada a la misma, frente al impulso del sector terciario, muy dependiente del turismo. La capacidad productiva de nuestra  economía sigue sin estar ocupada, con una productividad media muy por debajo de nuestros principales competidores .El afloramiento de la economía sumergida sigue esperando por la falta de puesta en marcha de un plan serio  de choque contra la evasión fiscal y también falta una estrategia real de disminución del déficit público. A esto se une el fin de los estímulos financieros que para España se tenían implementados desde la UE y que  se estima obligarán a una desinversión de más de 20.000 millones de euros en bonos españoles. Y para mayor abundamiento, la incertidumbre política que tanto repercute en la economía, tenemos hay a la vuelta de la esquina el brexit, la crisis catalana, los populismos, la posibilidad de una repetición de elecciones nacionales etc.


Las perspectivas de la economía mundial han cambiado para 2019-2022: Pues el  crecimiento es menos uniforme y las tensiones comerciales se acrecientan. El FMI proyecta crecimientos mundiales del 3.8 y 3.6 para 2019 y 2020, estabilizándose en el 3.4 % en 2021-2022. Además, estamos ante una crisis de Gobernanza de la economía mundial: las tensiones comerciales son un síntoma de ello. El G-20 cuando se reunió a principios del mes de diciembre de 2018 en Buenos Aires, acordó nuevas medidas restrictivas al comercio mundial (propuesta por la OMC) con efectos muy importantes para las economías europeas en 2019-2022 que van a influir en una ralentización del crecimiento económico..


Las proyecciones macroeconómicas para España (2019/2022) nos dejan dos grandes conclusiones: la economía se sigue desacelerando, pero mantenemos un crecimiento no inferior al 1,5 por ciento (2,0 por ciento en 2019 y 1,6 por ciento en 2020 y 1.5 por ciento en 2021y 2022) y por tanto se reducirá la tasa de paro que a finales de 2019 estará en torno al 12,8 %, a finales de 2020 en el 12,3% y se mantendrá en torno al 12% en 2021 y 2022.


En definitiva, el cuatrienio 2019-2022 será moderadamente expansivo (en el entorno del 1,7 por ciento de crecimiento), pero carente de reformas de calado en el tejido productivo y ausencia de una política de corrección de desigualdades. Probablemente seguiremos en 2019-2022 en el cortoplacismo salvo cambios de calado en la Gobernanza tanto en España como en la UE que a mi juicio no se van a producir una vez he leído los programas económicos de los partidos con representación parlamentaria donde se apuesta por el cortoplacismo y no por las reformas estructurales. Y sin embargo la crisis de la UE/UEM, real y evidente, condiciona el devenir de la Política Económica de los Estados miembros, entre ellos España. Los cambios en la elaboración y conducción de la Política Económica en España son más que urgentes, urgentísimos. Falta visión de Estado y sobran tacticismos y coyunturalismos en toda su operativa. El reformismo estructural no está ni se le espera: vivimos pensando en el corto plazo y quedan aplazadas en el tiempo las propuestas de reformas estructurales necesarias para el mantenimiento del crecimiento sostenido de la Economía Española.


Resolver los problemas de la “convergencia real” en renta, empleo y cohesión social con los países de la UEM no es tarea fácil, pero estimamos que ya no puede demorarse por más tiempo bajo las perspectivas de un crecimiento integrador, solidario y tecnológicamente avanzado. Dicho de otra manera, ampliar la capacidad productiva de la Economía Española sigue siendo una asignatura pendiente año tras año.


En este sentido desde CONTIGO SOMOS DEMOCRACIA-CSD consideramos prioritario el establecimiento de políticas públicas de carácter estructural-reformista para los próximos años 2019-2022 en las vertientes institucional, instrumental, sectorial y territorial.


En la institucional: La necesidad de una buena Gobernanza (exigencia social de primer orden) es fundamental para el sistema económico Español. Aspectos tales como la trasparencia, el acceso a la información, la  igualdad de oportunidades, la responsabilidad social de la empresa, la lucha contra el fraude fiscal y laboral, el cumplimiento normativo, tienen que estar presentes en esta nueva conducción de la Política Económica.


También cabe añadir el trabajo relacionado con el establecimiento de cláusulas anticorrupción en todos los contratos del Estado y de naturaleza público-privada. Colaborar en la cooperación económico-jurídica internacional para el diseño de mecanismos que permitan el fortalecimiento anticorrupción, también tienen que estar en nuestro campo de trabajo. Resumiendo: el buen Gobierno, la buena Gobernanza, como nuevo centro de atención de la Política Económica en España es prioritario.


En la instrumental: Ya hemos indicado que uno de los problemas básicos de la Economía Española está en relación con las desigualdades y la pobreza. El crecimiento económico de los últimos años ha sido desigual para los ciudadanos Españoles y  lejos de reducir diferencias entre rentas, las ha incrementado. Eliminar barreras en el campo de las desigualdades es contribuir a una sociedad mejor y más justa que es la que perseguimos desde contigo Somos Democracia-CSD.


El derecho a unos servicios básicos de calidad, públicos y privados, como es caso del abastecimiento de agua, energía, servicios educativos, sanitarios, asistenciales, medioambientales, etc., tiene que contemplarse en este nuevo programa de Política Económica de lucha contra las desigualdades y la pobreza. También en materia de vivienda y acceso a la misma, tenemos un buen ejemplo para avanzar en políticas públicas de ámbito redistributivo en las siguientes materias como son el  precio, alquiler, tamaño, calidad, garantía, etc., son elementos a tener en cuenta en los posibles cambios normativos a llevar a cabo. En política de empleo es necesario avanzar en la misma dirección.


Empleo sí, por supuesto, pero empleo de calidad y con salarios aceptables; la Política Económica tiene que analizar más y mejor el concepto de trabajador pobre y vulnerable.


En la sectorial: La Economía Española necesita trabajar en materia de desarrollo industrial. La industria 4.0 se ha convertido en una corriente principal de la economía industrial en los principales países de la UEM. Es prioritario para la Economía Española trabajar para asumir esta gran transformación del sector industrial.


En el momento actual es básico disponer de un Ministerio de Industria que permita caminar en el medio y largo plazo hacia un nuevo modelo productivo más tecnológico y competitivo. Las políticas públicas tienen aquí un papel importante, puesto que tendrán que fomentar la dimensión empresarial y ayudar a crear un ecosistema de innovación fuerte que facilite la transición de las empresas pequeñas y medianas hacia la industria 4.0. Estamos lejos de alcanzar un PIB industrial del 20 por ciento (objetivo para España de la UE/2020), razón por la cual la prioridad desarrollo tecnológico–revolución industrial debe formar parte de la formulación de la nueva política industrial en España.


En el territorial: Desde un campo de análisis distinto a los anteriores, pero de enorme trascendencia tenemos que referirnos a la llamada “España vacía” que tras un proceso de desertización se ha quedado (o se está quedando) sin población. Las cifras son apabullantes: en el año 2012 1.200 municipios españoles tenían menos de 100 habitantes, en 2019 ya son más de 1400; en 2012, 2.700 pueblos  estaban entre 100 y 500 habitantes en 2019 ya se superan los tres mil. Es decir, casi 4.500 municipios españoles de los 8.100 que hay en España se encuentran por debajo de los 500 habitantes, y la tendencia es que aumenten y ello es preocupante pues a finales de 2022 probablemente 400 municipios hayan ya desaparecido y más de mil estén a punto de desaparecer en menos de una década.


Analizar la España rural tiene que estar en los nuevos planteamientos de Política Económica, pues los riesgos demográficos son enormes ya que una quinta parte o algo más del territorio español corre el riesgo de quedarse sin un solo habitante. 

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